por Pepe Escobar - Este asunto eminentemente "bushista" de la “línea
roja” de Obama, aplicado a Siria, Irán, o ambos, está cayendo un poco en
el ridículo.
Por ejemplo, el tour de Israel y
del “amistoso” CCG (en realidad el Club de la Contrarrevolución del
Golfo) del jefe del Pentágono Chuck Hagel la semana pasada. Los
contratistas de la defensa hicieron correr el Moet Chandon mientras
Hagel se reunía alegremente con ese prodigio de la democracia –el
Príncipe Heredero de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) Mohammed bin
Zayed– para celebrar la venta de 25 cazabombarderos F-16.
Hay
más en camino: 48 interceptores de misiles THAAD (sistema para derribar
misiles balísticos de corto y medio alcance y alcance intermedio en su
fase terminal), por ‘solo’ 1.000 millones de dólares. El Pentágono está
enviando uno de sus únicos dos sistemas semejantes de Guam este mes para
contrarrestar esa otra amenaza, los misiles de Corea del Norte.
El
festival de armamento de Israel y las petromonarquías del Golfo
–defensa de misiles, cazabombarderos, megabombas– no podía dejar de
vitorearse como el “mensaje” proverbial para “contrarrestar las
ambiciones nucleares de Irán”, “la amenaza aérea y de misiles planteada
por Irán, “la preocupación general por la búsqueda de un arma nuclear
por parte de Irán” o “la determinación de Washington de impedir que Irán
adquiera armas nucleares”.
En este caso no
existe una “línea roja”, solo el armamento inflexible de Israel y del
CCG. Cualquier duda, culpad a Irán. Y esto mientras medios controlados
por los saudíes en Medio Oriente –casi todos, con la excepción de
al-Jazeera– propagaban incansablemente que Tel Aviv busca un acuerdo
para utilizar suelo turco para un ataque contra Irán.
Un
momento: hay más armamento en camino hacia latitudes vecinas.
Kraus-Maffei Wegmann (KMW) de Alemania cerró otro negocio por 2.480
millones de dólares con Catar –preparado durante cinco años– para
entregar 62 tanques Leopard 2 y 24 cañones sin retroceso
autopropulsados. Catar no los usará precisamente en la Copa del Mundo de
la FIFA de 2022; van destinados a “grupos amigos en otros países” como
en el caso de los “rebeldes” en Siria, a través de Turquía.
Preguntad a los nénets
Ahora
consideremos la patraña de las armas químicas en Siria. Parece que la
Casa Blanca está convencida de que la CIA cree, con “diferentes grados
de confianza”, que el gobierno sirio ha usado armas químicas. El
Secretario de Estado John Kerry –un animador de la “intervención” que se
presenta como paloma– ya estaba convencido.
Pero
entonces Hagel dijo: “Sospechas son una cosa y evidencia es otra”. Solo
para titubear un poco después; durante su visita a Israel se convenció
de que Bashar al-Assad estaba utilizando gas sarín. Por cierto, después
de todo, Hagel terminó teniendo acceso ilimitado a inteligencia israelí,
no estadounidense.
Y ahora lo mejor del mercadeo
de Hagel. Si se involucra como vendedor viajero para “nuestros
bastardos” con un argumento de ventas de “Mirad, Irán y Siria locos,
podríais considerar la comparación con esto, esto y esto”.
Los
nénets de Siberia –que cruzan el río Ob para entrar al Círculo Ártico–
podrían enseñar una o dos cosas sobre estrategia a esos flácidos
guerreros de salón en el país de los think-tanks estadounidenses. Hasta
los nénets sabrían que la actual histeria sobre armas químicas es una
ficción total de la CIA, el MI6 y la inteligencia israelí corroborada
por cero evidencia. A pesar de todo, la “sabiduría” que prevalece en
Washington es que hay que imponer una “línea roja” a Siria de la misma
forma que hay que imponer una “línea roja” a Irán.
El
hecho es que el gobierno de al-Assad acusó inicialmente a los
“rebeldes” de utilizar armas químicas y pidió a las Naciones Unidas una
investigación oficial.
Incluso el New York Times
se vio obligado, a regañadientes, a admitir que los “rebeldes”
reconocieron que tuvo lugar un ataque en territorio controlado por el
gobierno, con 16 muertos del Ejército Sirio, más 10 civiles y más de 100
heridos. Pero luego los “rebeldes” cambiaron la narrativa y culparon a
Damasco de bombardear a sus propios soldados. Moscú introdujo una medida
de realidad, detallando que Washington estaba bloqueando la
investigación de la ONU.
Nuestros nénets de
Siberia también sabrían que no se puede decir que haya algo secular en
la dirección de los “rebeldes” de Siria; es un grupo variopinto con
diferentes grados de fanatismo. Una vez más, los nénets no tendrían que
congelarse leyendo el New York Times para descubrir que la CIA está
canalizando armamento “en secreto” e indiscriminadamente a los
“rebeldes” a través de Arabia Saudí y Catar. A pesar de todo, el
gobierno de Obama pregona la ficción de que Washington solo suministra
ayuda “no letal” mientras el Congreso sigue insistiendo en que Obama
instale una “zona de exclusión aérea” en Siria, como un remix bélico de
la OTAN al estilo libio.
¿Alguien quiere un paquete de ataque subsiguiente?
El
país de los think-tanks está en éxtasis porque las petromonarquías del
CCG tienen ahora acceso a municiones guiadas de precisión para “atacar
objetivos iraníes”.
Pero nada se compara con el
vitoreo por el nuevo acceso de Israel a aviones cisterna de
reabastecimiento aéreo KC-135 o Stratotankers. Además existe la
inminente transferencia de misiles antirradiación así como versiones
avanzadas de los misiles AGM-88 HARM. Estos juguetes “reducirán la
amenaza al paquete de ataque subsiguiente de Israel”.
No,
no tiene que ver exactamente con “circunspección de EE.UU.” o con
“resolución de EE.UU. en la campaña contra las armas nucleares iraníes”;
son los ladridos repetidos del Perro de la Guerra.
Mientras
tanto, ese Estado policial dirigido por el “Rey Playstation”, también
conocido como Jordania, ha abierto su espacio aéreo a los drones
israelíes involucrados ahora en el “monitoreo” de Siria.
Como
ha advertido repetidamente Asia Times Online, Obama en Siria se está
convirtiendo rápidamente en un remix de Reagan en el Afganistán de los
años 80. Todos sabemos en qué se convirtieron posteriormente esos
“combatientes por la libertad”. En ese contexto, el que Robert Ford, el
supuesto experto de Obama en Siria, le diga al Comité de Relaciones
Exteriores del Senado que es importante que Washington “intervenga” para
afectar “el equilibrio interno del poder en Siria”, es más bien un
chiste, no una línea roja.
Se ha especulado
ampliamente que después del atentado de Boston Obama y Vladimir Putin
hicieron un trato: Washington deja que Moscú haga lo que quiera en
Chechenia, pero obtiene un gesto de aprobación para instalar una “zona
de exclusión aérea” y más caos en Siria. No hay pruebas al respecto. Lo
que quiere saber un hábil geopolítico como Putin es qué obtiene en Siria
en términos prácticos (y Obama no tiene la menor idea). Las migas de un
banquete de la OTAN no sirven.
En cuanto a
permitir que Siria se convierta en un emirato wahabí “amigo de
Occidente” o en otro feudo fallido de la Hermandad Musulmana, no hay que
llegar más lejos que el Jeque Nasralá de Hizbulá… “el objetivo de
cualquiera que sea responsable de la guerra en Siria, es destruir Siria
para que no exista un fuerte Estado centralizado y para que sea
demasiado débil para tomar decisiones con respecto a su petróleo, su mar
o sus fronteras”.
De eso se trata cuando hablan de una línea roja.
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Fuente: ABNA
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